Kamala Harris y Donald Trump están virtualmente empatados en los sondeos; siete estados pueden definir el desenlace; el escrutinio final puede demorar varios días; temor a disturbios
MIAMI.- Una de las elecciones más trascendentales e inciertas de la historia de Estados Unidos vuelve a concentrar por completo la atención del mundo. Luego de la campaña más agitada y atípica de la que se tenga memoria, marcada por un cambio de candidato a mitad de camino, discursos de odio y hasta dos intentos de magnicidio, la primera potencia global definirá este martes al sucesor de Joe Biden entre su vicepresidenta, Kamala Harris, que busca el hito de convertirse en la primera mujer en liderar al país, y Donald Trump, que intenta volver a la Casa Blanca tras su derrota en 2020 y que podría ser electo pese a ser un criminal convicto.
En medio de una polarización extrema que ha dominado al país desde la irrupción política del líder republicano, la definición de los comicios se anticipa muy ajustada, con los flashes enfocados en la pulseada en siete estados cruciales que definirán al ganador. Allí es donde más se ha sentido la tensión electoral, con los esfuerzos finales de Harris y Trump para captar indecisos. En los últimos días la catarata de encuestas con escenarios de virtual empate puso a Estados Unidos en estado de máxima ansiedad, con una creciente incertidumbre sobre los tiempos del recuento de votos –podrían demorarse más allá de la madrugada-, el temor a disturbios y la posibilidad de que, en caso de una derrota, Trump no la acepte, como pasó hace cuatro años, o incluso se declare ganador antes de conocerse el resultado oficial.
El fantasma del violento asalto de simpatizantes trumpistas al Capitolio, el 6 de enero de 2021, vuelve a sobrevolar a Estados Unidos, que se preparó con planes de seguridad sin precedentes para unos comicios. Las fuerzas de seguridad mantienen en alerta a equipos de intervención inmediata e inundaron las calles con patrullas adicionales, y algunos funcionarios electorales recibieron botones de pánico para dar alertas en caso de emergencia.
Más de 78 millones de norteamericanos ya votaron de forma anticipada, la segunda cifra más alta de la historia, solo por detrás de la registrada en 2020, con la salvedad de que en ese entonces el mundo sufría por la pandemia de Covid-19. La afluencia equivale a casi el 50% de la participación total de los comicios de hace cuatro años (158,4 millones de votantes), lo que anticipa una elevada participación que, a la vez, podría complicar el escrutinio y retrasar los resultados.
Los funcionarios electorales de los llamados swing states -Pensilvania, Michigan, Georgia, Carolina del Norte, Nevada, Wisconsin y Arizona- instaron a los estadounidenses a ser pacientes mientras recuentan los sufragios, un proceso que varía de un estado a otro porque cada uno tiene leyes diferentes.
Este lunes, la jefa de campaña de Harris, Jennifer O’Malley Dillon, advirtió que es posible que no se sepa el resultado de las elecciones “durante varios días”, ya que el recuento completo de Wisconsin se conocería recién el miércoles por la mañana y el de Pensilvania quizás más tarde. “Obviamente, eso no es una señal de fraude. Es simplemente la forma en que funciona” el sistema, explicó, en una referencia por elevación a las denuncias de Trump.
El último promedio de encuestas publicado por RealClearPolitics da empate a nivel nacional en 48,5%, mientras que el de FiveThirtyEight tiene arriba a Harris, 48% a 46,8%. Los números de los estados en disputa fluctúan para uno u otro bando con diferencias mínimas, según la encuesta.
Más allá de quién resulte ganador, esta elección ya tiene guardado un lugar en la historia de Estados Unidos. Harris, la californiana que rompió el techo de cristal más alto del país, ahora va por más: a los 60 años podría convertirse en su primera presidenta mujer, de ascendencia india y afroamericana, tras una vertiginosa campaña de solo 106 días que revitalizó al Partido Demócrata, desde que Biden anunciara su paso al costado y le diera su respaldo.
El aparato partidario se movilizó a pleno para traccionar su candidatura, con una estructurada operación para movilizar votantes y la participación estelar del expresidente Barack Obama en una frenética gira por los estados pendulares. Además, tuvo el respaldo de figuras del espectáculo, como Taylor Swift, Beyoncé y Jennifer Lopez. Harris, que se presenta como la candidata que unirá al país, gastó sus últimos cartuchos de campaña en Pensilvania, y terminó este lunes en Filadelfia, el mismo cierre que Hillary Clinton en 2016. En el mitin participaron la megaestrella Lady Gaga y la presentadora Oprah Winfrey. Un último intento por intentar convencer a los indecisos y terminar de volcar el estado más importante a su columna.