El miércoles habrá una movilización en la que se espera una gran convocatoria; parte de los “87 héroes” se rehúsan a ser aliados incondicionales del oficialismo y a asumir un nuevo costo político
El Gobierno todavía no tiene garantizada el número de diputados para sostener el inminente veto a la ley de financiamiento universitario. El tercio de legisladores que reunió Javier Milei para impugnar la reforma previsional no es un compendio inalterable: muchos de los “87 héroes” que fueron fotografiados en Olivos junto al Presidente se rehúsan a ser una pieza más de la maquinaria libertaria y podrían inclinar el fiel de la balanza en favor de la oposición. Con múltiples frentes abiertos en el Congreso, en el oficialismo admiten que todavía no recopilaron las voluntades para este desafío, pero anticipan que evalúan alternativas presupuestarias para evitar un revés.
“Queremos ver si incluimos un acuerdo en el Presupuesto”, señalaron a LA NACION cerca de Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados. Fue después de que el jueves por la tarde el Gobierno intentara, sin éxito, llegar a un consenso paritario con los gremios docentes universitarios. La Casa Rosada les ofreció una “equiparación” –del 6,8% de aumento– con los empleados estatales que integran el Sistema Nacional de Empleo Público (Sinep), pero fue rechazado. Los gremios universitarios denuncian una caída del 50% de sus ingresos reales desde diciembre.
La discusión del Presupuesto 2025, que comenzará en la segunda semana de octubre, podría convertirse en la herramienta de los libertarios para desarticular a la oposición que apuesta a insistir con la sanción de la ley. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) había solicitado al Gobierno un presupuesto de $7,2 billones para atender los gastos salariales y de funcionamiento el año próximo. La respuesta del Poder Ejecutivo fue una asignación anual de $3,8 billones, casi la mitad. ¿Podría revisarse este monto?
En paralelo, los aliados del Gobierno envían señales de advertencia. “No tienen los números”, repiten en Pro, parte de la UCR e Innovación Federal, el bloque de los oficialismos provinciales de Río Negro, Salta y Misiones que fueron determinantes para voltear el aumento jubilatorio.
En rigor, las cuentas está ajustadas para todos. Quienes buscan insistir con la norma que incrementa los recursos para las universidades tampoco reúnen los 170 votos para blindar la ley. Como la Constitución Nacional indica que para resistir una impugnación presidencial el Congreso deberá conseguir dos tercios de los legisladores presentes, el resultado dependerá, entonces, de las ausencias y abstenciones.
En agosto, el dictamen impulsado por la UCR obtuvo 143 votos positivos frente a 77 negativos y una abstención. Como hubo 35 ausentes, la oposición estuvo a solo tres voluntades de aprobar la iniciativa con dos tercios. Ahora, todos miran a la treintena que pegó el faltazo como aquellos que definirán la pulseada. “Los tenés que hacer venir”, señaló a LA NACION una referente radical que apuesta a que la norma siga vigente. Son 15 kirchneristas que probablemente apoyen la insistencia, así como los tres diputados de la Coalición Cívica y algunos de los cinco que no estuvieron del bloque de Miguel Ángel Pichetto.
Es esperable que las cuatro ausencias de Pro se mantengan o se amplíen. El bloque conducido por Cristian Ritondo atraviesa un momento de tensión con el oficialismo. A pesar de haber conformado los “87 héroes” que mantuvieron el statu quo previsional, muchos reniegan del trato que reciben de los libertarios. Además del malestar que supuso que la porción de coparticipación que le corresponde a la Ciudad –bastión macrista– no figure en el Presupuesto 2025 como fondos de distribución automática, no quieren volver a asumir un costo político que no les corresponde.
“No vamos a ir a ciegas a votar. Se avecina un conflicto como el chileno”, anticipó un diputado Pro, que comparó la situación argentina con el estallido estudiantil que vivió el país vecino durante el 2011. “No asumimos el compromiso de acompañar todos los vetos”, aclaró otro dirigente amarillo.
Hubo legisladores del macrismo que señalaron a los referentes del Gobierno el sinsentido de vetar una ley que espiralizará el conflicto social y que, a la vez, no supondrá un gasto que ponga en jaque las cuentas públicas. A pesar de que las segundas líneas del gabinete libertario coincidieron con este análisis, no lograron disuadir al Presidente. Para el Jefe de Estado es algo simbólico: no quiere ceder ante los “degenerados fiscales”.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) estimó que para este año la ley de financiamiento universitario tendrá un impacto presupuestario de $738.595 millones, equivalentes a 0,14% del PBI. En contraste, la reforma previsional hubiese implicado para el actual ejercicio fiscal el 0,44% del producto.
El oficialismo opera contra reloj. El plazo de diez días hábiles para que Milei concrete el veto se cumple el jueves 3 de octubre, un día después de la movilización para reclamar por los fondos educativos y a dos de la sesión en la que el Gobierno pretende materializar la implementación de la boleta única papel para las próximas elecciones nacionales. Se espera que el Presidente dilate la impugnación hasta después de la marcha: no quiere poner en riesgo otras batallas ni atizar el fuego que incremente la participación de la protesta.
Los rectores universitarios van a fondo: ejercen presión a los representantes de sus provincias. Hace un mes, la rectora de la Universidad de Cuyo, Esther Sánchez, les pidió auxilio a los legisladores mendocinos para mejorar los recursos destinados a la educación superior. Lo mismo hicieron los referentes de la Universidad Nacional de Córdoba, de La Pampa, y las desplegadas en territorio bonaerense, entre otras. “Van a la guerra como vietnamitas”, graficó a LA NACION un diputado Pro.
El Gobierno sabe que no va a ser fácil. El poder de movilización y convocatoria de los jóvenes es superior al de otros estamentos. Constituyen, también, parte de la base electoral del o, golpeado en las últimas semanas por el crecimiento de la desaprobación a la gestión libertaria. A lo largo de estos casi diez meses, el Presidente desestimó la debilidad parlamentaria del oficialismo exhibiendo el apoyo social como su principal capital político.
En abril, tras la primera marcha federal universitaria, la Casa Rosada sufrió un primer golpe. Milei solo atinó a tuitear la tradicional figura del león con la leyenda “lágrimas de zurdos”, y catalogó la jornada de protesta como “un día glorioso para el principio de revelación”. En las calles se mezclaron peronistas, kirchneristas, “lilitos”, la izquierda, los gremios, los piqueteros y radicales de todo tipo. Según las fuerzas de seguridad, hubo 150.000 personas, pero para la UBA participaron 800.000. Fue el día que reapareció el excontrincante de Milei, Sergio Massa, quien espera paciente el momento político justo para salir de su guarida. ¿Será esta una nueva ocasión? La temperatura de la calle lo determinará.